imágenes de barrio

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19 de agosto de 2014

Conversando con Hugo Nario


Trabajo de Fotografía e Historia Oral llevado a cabo por Gonzalo Celasco y Hugo Mengascini en el Teatro de la Confraternidad Ferroviaria, el 12 de agosto de 2014.




El periodista e historiador local Hugo Nario, es uno de los propulsores y colaboradores del grupo del Barrio de la Estación que intenta resguardar la identidad de esta zona de Tandil. 







Su padre, Manuel Nario, había nacido en Tandil, pero en 1925 le tocó anclar en la ciudad de Las Flores al ser trasladado por el Ferrocarril Sud. “Vine aquí (a Tandil) con meses de vida porque mis padres viajaban con frecuencia a Tandil (a visitar a los abuelos)...” dice Hugo Nario. 


Su abuelo paterno había llegado a Tandil a fines del siglo XIX, procedente de la ciudad de Dolores se estableció en pleno Barrio de la Estación (en una casa de la calle 4 de abril al 1200) para dedicarse a la actividad de cochero. “Mi abuelo ataba el caballo al mateo e iba a buscarnos a la Estación...y me daba las riendas” para hacer las cinco cuadras desde la Estación de trenes hasta la casa del abuelo, señala Nario al recordar el año 1935.


De aquellos viajes hacia mediados de los años treinta, desde Las Flores a Tandil, recuerda que “...eran muy especiales, porque sabía que la locomotora la conducía papá.” Al llegar a la Estación Tandil, su padre lo subía a esa mole a vapor, y “...mi papá me dejaba tocar el silbato de la locomotora”, agrega.


Sentado en una de las butacas del año 1925, Hugo Nario rememora la época dorada de los ferrocarriles y la Casa Social que cobijó a toda “la familia ferroviaria” de Tandil, el edificio denominado "El Local" o "El Salón" por su padre (el maquinista Manuel Nario) y sus compañeros trabajadores del riel. 

En 1940, su padre consigue que el Ferrocarril “lo devuelva” a su querido Tandil. Y tras habitar casi dos años una casita de la calle Arana al 600, la familia Nario se traslada a una casa de la calle Alem 1226, “a 26 metros del ángulo sudeste de la zona que nosotros hemos determinado como límite del Barrio de la Estación...”, dice Hugo Nario.


En 1940, arraigado definitivamente en Tandil, Hugo Nario cursa la escuela primaria en el viejo edificio de la Escuela Normal, ubicado por entonces en la esquina de las calles Alem y Maipú. En tanto que culminaría el sexto grado en el nuevo establecimiento de la esquina de la av. Santamarina y av. España. Posteriormente llegaría el ingreso a primer año del ciclo básico del secundario, “éramos 150 aspirantes de los cuales entramos 80”, señala. Y en 1948, egresa formando parte de la tercera promoción de maestros normales (Maestro Normal Nacional).



Si bien su padre, como la mayoría de los ferroviarios de ese momento, era socialista “...a mí no me quedó el deseo de militar en el partido socialista, pero sí sus ideas”, expresa Hugo Nario. Y como sucedió en muchos de los jóvenes de aquella época de posguerra, se sintió seducido por el marxismo, “la visión economicista y el contenido social nos aclaró las cosas...Fui un lector asombrado del marxismo”, manifiesta. Pero la visión democrática también confluía en sus ideas y, por lo tanto, “lo difícil era conjugar esto con el materialismo dialéctico”, dice. Y agrega: “leer a Álvaro Yunke me completó.” 


“En 1950, elijo como camino el radicalismo...aunque llevaba años de adhesión radical”, aclara Hugo Nario rememorando aquella encendida frase de Crisólogo Larralde, “Los radicales son como el corazón, se encuentran en el centro pero apuntan hacia la izquierda.”

131 años de la llegada del tren a Tandil

19 de agosto de 1883-2014. A 131 años de la llegada del Tren, la Refundación de Tandil y el origen del Barrio de la Estación

Foto: Gonzalo Celasco

A partir de la llegada del tren a Tandil, el 19 de agosto de 1883, se evidencia un inaudito crecimiento socio-económico. Al escucharse sonar el silbato de la primera locomotora, un cronista de la época -presagiando la incidencia del ferrocarril- expresaba que “...la locomotora con sus pies de acero y sus entrañas de fuego nos sacará de nuestro aislamiento y nos colocará en comunicación directa con los centros ilustrados del trabajo y del saber...”

La expansión urbana resultaría enorme, dando origen al primer barrio de Tandil: el barrio de la Estación, cuyo núcleo poblacional lindero a las vías, irá aumentando a lo ancho y a ambos lados de las instalaciones de la empresa ferroviaria. El médico y Juez de Paz Eduardo Fidanza decía: “Tandil se ha transformado. El barrio de la Estación ha crecido de súbito. Las canteras de piedra hierven de actividad...todos los días arriban forasteros a radicarse en Tandil. Vacas y ovejas llegan en menos de un día a los mercados metropolitanos. Las carretas y las diligencias van relegándose hacia el sur, hacia donde todavía no llegan los rieles.”

Fragmentos de Notas de difusión de H. Nario y H. Mengascini

2 de agosto de 2014

La esquina de Avícola Los Pinos

Foto: Gonzalo Celasco


Histórica esquina de las calles Arana y 11 de Septiembre, lugar donde funcionó el emblemático Almacén -del Barrio de la Estación- fundado en 1928 por José Artero, inmigrante español originario de Mojácar (provincia de Almería). En 1941, pasó a ser propiedad de la firma Artero Hnos. (Paco y José Artero hijos).

Desde 1980, en esta esquina que, además fue vivienda de la familia Artero, se encuentra la casa comercial “Avícola Los Pinos”, conducida por los hijos de Paco y José Artero. 
El edificio, cuya arquitectura responde a las típicas esquinas que se pueden ver en las ciudades de la provincia de Buenos Aires, funciona -en la actualidad- como lugar de almacenamiento (para abastecer a las sucursales de Colón esq. España y San Martín al 800) y de expendio de mercaderías.

Investigación histórica: Hugo Mengascini

La arquitectura del Hospital Santamarina

Por el arq. Jorge Luchetti

Foto: Gonzalo Celasco

Por su majestuosa arquitectura y su historia, se considera al Hospital Ramón Santamarina uno de los edificios más significativos de Tandil. La obra se le atribuye al prestigioso arquitecto alemán Carlos Normann, también autor -en Tandil- de las capillas de Santa Ana (1909) y de San Ramón (1911), de la remodelación de la Estancia Bella Vista (1910). Este arquitecto nacido en Hannover fue un fiel representante de la arquitectura de la Belle Époque, dedicándose a la construcción de varios petit hoteles para la alta sociedad porteña, además de edificios tan significativos como El Torreón del Monje en Mar del Plata y el Palacio Legislativo de la ciudad de la Plata, entre tantos otros.

El Hospital Ramón Santamarina es un ejemplo de esa mixtura estilística dada por el eclecticismo arquitectónico, tendencia típica de la Belle Époque, por lo tanto sería un error definirlo con un estilo en particular. Se puede apreciar en la obra las tendencias de la Escuela de Beaux Arts (academicismo francés) expuesto en su simetría y en la composición dada por un basamento, un desarrollo y un remate. A su vez los Balaustres (pequeñas columnitas en el balcón y hall de entrada) son reminiscencias de la arquitectura neorenacentista, mientras que la techumbre (que también podemos apreciar en la arquitectura ferroviaria) tiene connotaciones pintoresquistas. En resumen, el edificio es ecléctico (del griego eklegein, escoger) por naturaleza. Arthur Schopenhauer decía: “La arquitectura es una música congelada” el ritmo armónico y la composición acompasada de este edificio son una muestra de ello.

29 de junio de 2014

Élida “Liri” Baretta, toda una vida regalando música

ÉLIDA "LIRI" BARETTA. Un trabajo de Historia Oral y de Fotografía realizado por Hugo Mengascini y Gonzalo Celasco. Al final de esta nota, Liri interpreta en vivo "La Viruta" en el piano que la acompañó durante toda su vida.


Con 93 años, Élida “Liri” Baretta es una de las sobresalientes pianistas de la ciudad de Tandil. En el Barrio de la Estación reside desde el año 1947. Estudió magisterio y música, alcanzando el título de maestra en 1939. Como docente trabajó en los pueblos rurales de Alumni, Napaleofú y La Numancia.

Foto: Gonzalo Celasco
A su esposo lo conoció en una retreta de la Plaza Independencia en 1943, siendo maestra rural. En 1947 contrajeron matrimonio y adquirieron una casa en el Barrio de la Estación (calle Pellegrini entre 4 de abril y avenida Colón). A partir de entonces, “dejé de trabajar en el campo y comencé con alumnos (en forma particular) de escuela primaria y alumnos de música, aunque seguí trabajando en la Universidad Popular...”, señala “Liri”.

Foto: Gonzalo Celasco
“Soy la séptima hija de una familia de nueve hermanos...de clase media”, dice “Liri”. La música la cautivó siendo una niña; “he tocado la Rapsodia Húngara Nº 2 de (Franz) Liszt en el Palace Hotel cuando tenía 14 o 15 años. Fui la solista del conjunto de nueve integrantes”, recuerda . En los años cuarenta, fue ayudante del profesor de música Isaías Orbe en la denominada “Universidad Popular” que funcionaba en la Escuela Nº 1 Manuel Belgrano.

Foto: Gonzalo Celasco
“Liri” recuerda sus comienzos con el acordeón de la siguiente manera: “un día tocó timbre un hombre con un acordeón para preguntar si le podía dar clases de ese instrumento a su hijo, pero yo no sabía tocar...lo había enviado Isaías Orbe...Si usted me deja el acordeón de su hijo unos días empiezo a practicar...me dejó el acordeón y aprendí enseguida...." dice Élida. "Llegó un momento que tuve 104 alumnos”, agrega.

Foto: Gonzalo Celasco
“Yo soy muy milonguera”, señala Élida Baretta. Y sostiene que luego del año 1990, participó activamente en los bailes realizados en el Centro de Jubilados de Tandil y amenizando –con su acordeón- las tardes domingueras en el Hogar de Ancianos.
Por otra parte, hizo teatro con el conocido locutor y director de teatro Guimet, participando en representaciones como “El casamiento de Chichilo” y “el divorcio”, y en otras puestas llevadas a cabo con Alberto Guillén. Además, escribió varios guiones de teatro, obteniendo el reconocimiento de su obra “Las amargadas”, en el marco de los Torneos Bonaerenses de Adultos Mayores.


Foto: Gonzalo Celasco

Con orgullo expresa: “recibí homenajes de Radio Tandil, el Casino y del Concejo Deliberante. Cuando cumplí 90 años, la Dirección de Cultura me envió la Banda Municipal...”.
Y un inmenso placer para nosotros, Élida “Liri” Baretta nos interpreta “La viruta”, “Quejas de bandoneón”, “Quiero ser tu sombra”, “La cumparsita” y “9 de julio”. Pero antes aclara, “el piano está desafinado, lo tengo desde los 7 años y hoy tengo 93.”

Foto: Gonzalo Celasco

Aquí, para nosotros, LA VIRUTA POR ÉLIDA BARETTA. Muchas Gracias "Liri" por tanto talento y generosidad.



Tandil, junio 2014

27 de junio de 2014

Juan Nigro, referente histórico del socialismo local


Personajes de la historia del Barrio de la Estación


Foto (inédita) 29 de noviembre de 1942: Bodas de Plata del Centro Socialista local en la Casa del Pueblo de calle Alem esquina Las Heras. Juan Nigro sentado en el centro de la mesa (con anteojos y moño). En memoria de nuestros vecinos Juan Nigro y su sobrina Elvira Malaspina.
Archivo personal del historiador Hugo Mengascini

JUAN NIGRO, REFERENTE HISTÓRICO DEL SOCIALISMO LOCAL 

Nacido en la ciudad de Ayacucho el 13 de mayo de 1899, Juan Nigro residió la mayor parte de su vida en Tandil (Barrio de la Estación). Poco después de cumplir los 18 años se afilió al Centro Socialista local, convirtiéndose en un apasionado defensor del cooperativismo, resultando a partir de los años veinte un notorio vecino del barrio.
De joven se desempeñó como trabajador rural y, posteriormente, trabajó como peluquero junto a sus hermanos José, Enrique, Antonio y Vicente en un local ubicado en el domicilio de la familia (avenida Colón al 1500), al mismo tiempo que colaboraba activamente en el interior del Partido Socialista.
Concejal de los años veinte, diputado y senador provincial en la década del treinta, junto a su hermano Antonio participaron, además, en diversas actividades culturales y artísticas de relevancia. 
Fue socio del emblemático Club Ferrocarril Sud presidido en 1941 y 1942 por su hermano Antonio. Asimismo, fue miembro de la comisión administrativa de la Biblioteca Alberdi y de la cooperadora de la Escuela Nº 11; y su participación fue decisiva para impulsar la construcción de la Escuela Nº 21 en el barrio de Villa Italia.
En los años treinta, fue el principal forjador para la construcción de la Usina Popular de Tandil, verdadera “fábrica de energía” que se plasmó a través de su actuación política. 
Durante la misma década, participó como actor y director de la agrupación de teatro Alborada, integrada por trabajadores ferroviarios y otros vecinos del barrio que realizaban sus puestas en el local de la Confraternidad Ferroviaria.
Junto a su hermano Antonio, fue fundador y director del periódico Germinal que apareció en 1929 hasta 1946. Se trataba de un periódico semanal que, además de brindar noticias sobre el socialismo y la democracia, denunciaba los problemas del barrio.
Falleció el 9 de agosto de 1960 en Capital Federal. En diciembre del mismo año el Centro Socialista tandilense decidió llamar con su nombre a la Casa del Pueblo “Centro Socialista Democrático Juan Nigro”, así como se propuso que una calle de Tandil (de la Usina Popular) llevara su nombre. Fue esta una idea de Leonardo Demarco, “su dilecto amigo y compañero”. Este expresó que “...ninguna calle podría llevar mejor el nombre de Juan Nigro que la elegida frente a la Usina Popular, por ser esta la obra cumbre del pueblo de Tandil de la que Juan Nigro fue su indiscutible iniciador y paladín...”. 
En el mismo mes, sus restos fueron trasladados a Tandil, inscribiéndose en su lápida: “El pueblo de Tandil a Juan Nigro, ciudadano insobornable al servicio del bien público” (las citas son del libro de Luciano Barandiarán, Un socialista del interior: Juan Nigro en Tandil (1928-1946), concurso autores tandilenses, Municipio de Tandil, 2009).

Ibis: la joven que rompió los moldes políticos masculinos


Personajes de la historia del Barrio de la Estación



Por Hugo Nario

Nacida en 1920 en la capital federal, vino con sus padres a Tandil a los 8 años, justo para iniciar el primario en la Escuela N° 1, terminarlo e ingresar en la Escuela Normal. Pero en segundo año debió abandonar, al enfermar de tuberculosis. Cinco años después, los cuidados solícitos del tisiólogo Víctor Magrini la sacaban a flote. Ya andaba en los 17 años, cuando empezó a militar clandestinamente en la Federación Juvenil Comunista, nutrida en las primeras nociones por su madre Sara Frade Andrade, mujer de inamovibles convicciones de izquierda, a su vez procedente de una familia de anarquistas. A las lecturas de Marx y Lenin las alternó con las enseñanzas que le impartió Dalila Deguer en bordado a mano y a máquina, de la que llegó a ser experta artesana, lo que completó uno de sus perfiles laborales: obrera de la aguja, fue chalequera y ayudante de sastre, bajo las enseñanzas de Carmen Agoubondes, lo que desembocó en integrar el Sindicato de ‘Obreros Sastres y afines’ del que fue Secretaria de Actas.
Pero su militancia política fue acentuándose con el correr de los años. Las reuniones con ...corajudos militantes, como el mercantil José ‘Zungo’ Rodríguez, el pintor marplatense Ítalo Grassi, los metalúrgicos Cayetano Alfieri y José Capellutti, el intelectual Juan Antonio Salceda y sobre todo, el legendario picapedrero Bogdam Vucomanovich, a lo que debería agregarse las lecturas aconsejadas por su médico Víctor Magrini. De ellos aprendió ideología y militancia obrera. La ayuda a España Republicana desembocó, naturalmente, en la Junta de la Victoria para apoyar a los aliados con labores, ropa y alimentos durante la Segunda Guerra Mundial...
Su esposo, el ferroviario Raúl Manuel Logarzo padeció torturas y secuestro, primero en Ayacucho, y luego nueve meses en La Plata, en cuyo transcurso, ella perdió un hijo en un parto complicado.
Pero sí su madre la había formado en la ideología obrera, su padre, el linotipista Serafín Villar (radical) la arrastró a la vocación teatral, en el grupo ‘Elevación’ en el que actuó, apuntó y hasta creó y condujo un grupo de teatro infantil.
En una de las “purgas” ideológicas del partido comunista, fueron expulsados por la conducción, que no aceptó los cuestionamientos del matrimonio Logarzo-Villar. Enviudada, Ibis Villar ganó sus últimos días bordando vestidos de casamiento, militando en las filas gardelianas, apoyando -en memoria de su marido Raúl- a los ferroviarios jubilados y sumándose a la agrupación ‘Vida Nueva’ de lucha contra el SIDA. (En Tiempos Tandilenses –fragmentos- Nº 167, 2010)

El ferroviario jubilado Raúl Alberto Nelli dice:

“Ibis era una luchadora. Se ponía a discutir de política y te apabullaba. Muy 
preparada, cuando tocaban cualquier tema ahí salía al cruce. Era una oradora 
de lucha” (Entrevista realizada por Hugo Mengascini el 29 de septiembre de 2011)

Por otro lado, María Catalina Toncovich de Suffredini recuerda a Ibis de la siguiente manera:

“Ibis era guapa, muy guerrera, muy luchadora, de buena línea. Tenía 
convicciones. Nunca claudicó.” (Entrevista realizada por Hugo Mengascini y Susana Suffredini el 22 de diciembre de 2012).

También, una de sus vecinas, Mafalda María Ballini agrega que:

“...Los últimos años de su vida vivió en una casita alquilada en calle Vigil y Quintana, a pocos metros de la Sociedad de Fomento Unión y Progreso...No tenía ambiciones. Tan desprovista de todo, vivía muy pobremente, una cocinita, una mesa y dos sillas. A mí no me interesa nada [material], decía. Bordaba tanto a máquina como a mano...Estaba metida en todos los rincones, tenía que sobrevivir. Lavaba las camisetas, pantalones y medias del equipo Club Ferro Carril Sud. Los números de las camisetas los cosía yo, para ayudarla a ganarse un peso...La quería mucho, [su fallecimiento] lo sentí en el alma...” (Entrevista realizada por Hugo Mengascini y Susana Suffredini el 22 de diciembre de 2012).