Personajes de la historia del Barrio de la Estación
Por Hugo Nario
Nacida en 1920 en la capital federal, vino con sus padres a Tandil a los 8 años, justo para iniciar el primario en la Escuela N° 1, terminarlo e ingresar en la Escuela Normal. Pero en segundo año debió abandonar, al enfermar de tuberculosis. Cinco años después, los cuidados solícitos del tisiólogo Víctor Magrini la sacaban a flote. Ya andaba en los 17 años, cuando empezó a militar clandestinamente en la Federación Juvenil Comunista, nutrida en las primeras nociones por su madre Sara Frade Andrade, mujer de inamovibles convicciones de izquierda, a su vez procedente de una familia de anarquistas. A las lecturas de Marx y Lenin las alternó con las enseñanzas que le impartió Dalila Deguer en bordado a mano y a máquina, de la que llegó a ser experta artesana, lo que completó uno de sus perfiles laborales: obrera de la aguja, fue chalequera y ayudante de sastre, bajo las enseñanzas de Carmen Agoubondes, lo que desembocó en integrar el Sindicato de ‘Obreros Sastres y afines’ del que fue Secretaria de Actas.
Pero su militancia política fue acentuándose con el correr de los años. Las reuniones con ...corajudos militantes, como el mercantil José ‘Zungo’ Rodríguez, el pintor marplatense Ítalo Grassi, los metalúrgicos Cayetano Alfieri y José Capellutti, el intelectual Juan Antonio Salceda y sobre todo, el legendario picapedrero Bogdam Vucomanovich, a lo que debería agregarse las lecturas aconsejadas por su médico Víctor Magrini. De ellos aprendió ideología y militancia obrera. La ayuda a España Republicana desembocó, naturalmente, en la Junta de la Victoria para apoyar a los aliados con labores, ropa y alimentos durante la Segunda Guerra Mundial...
Su esposo, el ferroviario Raúl Manuel Logarzo padeció torturas y secuestro, primero en Ayacucho, y luego nueve meses en La Plata, en cuyo transcurso, ella perdió un hijo en un parto complicado.
Pero sí su madre la había formado en la ideología obrera, su padre, el linotipista Serafín Villar (radical) la arrastró a la vocación teatral, en el grupo ‘Elevación’ en el que actuó, apuntó y hasta creó y condujo un grupo de teatro infantil.
En una de las “purgas” ideológicas del partido comunista, fueron expulsados por la conducción, que no aceptó los cuestionamientos del matrimonio Logarzo-Villar. Enviudada, Ibis Villar ganó sus últimos días bordando vestidos de casamiento, militando en las filas gardelianas, apoyando -en memoria de su marido Raúl- a los ferroviarios jubilados y sumándose a la agrupación ‘Vida Nueva’ de lucha contra el SIDA. (En Tiempos Tandilenses –fragmentos- Nº 167, 2010)
El ferroviario jubilado Raúl Alberto Nelli dice:
“Ibis era una luchadora. Se ponía a discutir de política y te apabullaba. Muy
preparada, cuando tocaban cualquier tema ahí salía al cruce. Era una oradora
de lucha” (Entrevista realizada por Hugo Mengascini el 29 de septiembre de 2011)
Por otro lado, María Catalina Toncovich de Suffredini recuerda a Ibis de la siguiente manera:
“Ibis era guapa, muy guerrera, muy luchadora, de buena línea. Tenía
convicciones. Nunca claudicó.” (Entrevista realizada por Hugo Mengascini y Susana Suffredini el 22 de diciembre de 2012).
También, una de sus vecinas, Mafalda María Ballini agrega que:
“...Los últimos años de su vida vivió en una casita alquilada en calle Vigil y Quintana, a pocos metros de la Sociedad de Fomento Unión y Progreso...No tenía ambiciones. Tan desprovista de todo, vivía muy pobremente, una cocinita, una mesa y dos sillas. A mí no me interesa nada [material], decía. Bordaba tanto a máquina como a mano...Estaba metida en todos los rincones, tenía que sobrevivir. Lavaba las camisetas, pantalones y medias del equipo Club Ferro Carril Sud. Los números de las camisetas los cosía yo, para ayudarla a ganarse un peso...La quería mucho, [su fallecimiento] lo sentí en el alma...” (Entrevista realizada por Hugo Mengascini y Susana Suffredini el 22 de diciembre de 2012).
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