En este histórico edificio de 4 de abril 1319 funcionó en los años 20 la fábrica de fideos "La Ligure" de Virgilio Manera y Cia. Desde 1934 hasta 2009 la fábrica de soda de Juan Reche. En la actualidad es propiedad de la firma "La Casa del Piso".
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Foto: Gonzalo Celasco |
CUANDO EL LADRILLO HACE HISTORIA
En la mitología mesopotámica, suele mencionarse cierta hermandad en sus orígenes de barro entre el hombre y el ladrillo; los dos buscan ser dignos ejemplos de nobleza.
Una de las mayores virtudes de este material es que posee el tamaño justo, el peso adecuado y la firmeza necesaria para permitir un mejor manejo. Este paralelepípedo sólido, es el alma mater de la arquitectura, y generalmente su uso en exteriores sirve como referente de una determinada tipología.
En este caso, nos referiremos específicamente al ladrillo como el atuendo arquitectónico que suele vestir muchas construcciones del Barrio de la Estación. Aquí el ladrillo abunda, siendo uno de los ejemplos más singulares, el edificio ubicado en la calle 4 de Abril 1319.
El estilo y las líneas arquitectónicas se asemejan a los de la panadería La Central. La obra de principios de siglo, denota su antigüedad en las celosías de madera usadas en ventanas, además de los baldosones de vereda y el adoquinado que va hacia el interior del galpón.
Ahora bien, la necesidad de conservar este tipo de obras no pasa simplemente por el gusto de su arquitectura, además el edificio guarda valores históricos, urbanísticos, identitarios, que reflejan lo que fue el barrio en otros tiempos.
La desaparición de su arquitectura, sería un paso hacia la pérdida de identidad del lugar. Muchas veces el propietario teme perder derechos ante su propiedad, si el edificio queda afectado dentro de un sistema de protección patrimonial, por eso se plantea distintos grados de protección, que permitan según el caso, una flexibilización en la intervención de la obra. Esto dará paso a que convivan el pasado y el presente en un mismo espacio, sin que uno avasalle o desvirtúe su esencia.
En ninguna instancia, el propietario debe perder el poder de decisión sobre el bien, y eso es lo que se contempla hoy al intentar proteger el edificio. La concientización en los vecinos, sobre el sentido de pertenencia y los valores patrimoniales que posee el barrio de la Estación y su arquitectura, son el mejor camino para que esos valores puedan estar vigentes.
El arquitecto italiano Piero Gazzola (especialista en patrimonio arquitectónico) hace notar en sus escritos, que el drama de la desnaturalización de los centros históricos, provocado por el desordenado crecimiento edilicio, deja como resultado la pérdida de identidad del lugar.
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